Los horarios a los que ponemos a nuestros hijos a dormir son importantes por dos razones:
Por un lado, se aprovecha el momento perfecto donde el sueño será más reparador ya que nuestro cuerpo está químicamente preparado para ello; esto gracias al ritmo circadiano y la presión para dormir. El ritmo circadiano o biológico son todos los cambios que ocurren en nuestro cuerpo a lo largo del día. En este caso el sueño está regulado por la luz del sol que controla la fluctuación de la hormona melatonina que regula el sueño, la temperatura del cuerpo y el cortisol, la hormona que nos estimula a la acción. La melatonina logra la mayor concentración en las primeras horas de la noche, el cortisol disminuye y la temperatura del cuerpo baja y es cuando es el mejor momento para ir a dormir y donde el sueño será más restaurador. La presión para dormir se acumula más rápido en bebés y niños pequeños que en adultos. Mientras que un adulto empezará a sentir más presión para dormir al final del día, en bebés y niños puede presentarse en varios momentos durante el día. Si perdemos estos momentos de sueño, se sobre produce el cortisol en el cuerpo lo que retardará la llegada del mismo, ocasionará despertares a mitad de la noche y muy temprano por la mañana.
Por otro lado, cuando dormimos nuestro sueño se divide en dos partes. En la primera parte de la noche tenemos en su mayoría sueño NoREM. Este sueño nos ayuda a reponernos físicamente, a convertir el aprendizaje del día en memoria de largo plazo, luchar contra las enfermedades, crecer y realizar limpieza en nuestro cerebro. En la segunda parte de la noche tenemos más sueño REM (rapid eye movement=movimiento ocular rápido) donde tenemos una reparación emocional de los eventos del día y desarrollamos la creatividad y resolución de problemas. Cuida las horas y los horarios en los que descansan tus hijos para aprovechar al máximo los beneficios del sueño ya que si los duermes muy tarde se perderán del sueño NoREM.
Finalmente, debido al proceso de maduración cerebral de bebés y niños, se necesitarán más horas para el sueño que un adulto.
Según lo anterior, en relación a bebés y niños, dependiendo de la edad varían los horarios y duración de sueño. Para los recién nacidos y hasta los 4-5 meses de edad, hay varias siestas en el día y las horas de sueño en la noche varían de 8 a 11 horas. De los 5-6 meses a los 9 meses se requieren 3 siestas en el día; dejando la última siesta alrededor de los 9 meses y la primera alrededor de 15-18 meses para quedarse con la siesta de medio día. Una hora de dormir adecuada hasta la pubertad puede ser entre las 6 y 8 pm dependiendo de la edad de tu hijo. Para ver las horas de sueño recomendadas por edad, visita la página www.nochesdesueno.com
Si buscas el óptimo desarrollo físico, mental y emocional para tus hijos no olvides que los horarios así como la duración es de vital importancia para lograr el mejor descanso.