40 por ciento de niños en atención pediátrica padecen de insomnio por uso de la tecnología y conducta asociada

Fuente: Universitam

4 de enero del 2018 (Conacyt).- La dificultad para conciliar o mantener el sueño es una de las preocupaciones de salud más comunes en el mundo actual, principalmente por las consecuencias directas en el rendimiento físico y emocional de quien lo experimenta.

Las estimaciones de los especialistas abarcan porcentajes considerables: entre 35% y 50% de los adultos presentan insomnio. Sin embargo, el problema es cada vez más presente en niños. Hasta 40% de la población infantil ha reportado casos de insomnio, informó en 2016 Current Sleep Medicine Reports.

A diferencia de los adultos, que presentan insomnio asociado a trastornos de ansiedad y depresión, o por alguna causa médica, en niños el fenómeno tiene, principalmente, una causa conductual más que fisiológica.

De acuerdo con Yoaly Arana Lechuga, investigadora de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el insomnio infantil es un tema que aún no se ha descrito en México pero la experiencia clínica confirma un aumento en el número de casos en la última década. “Actualmente ha incrementado de manera muy sorprendente”, dice.

La raíz de este incremento tiene características conductuales y de malos hábitos. A decir de Yoaly, la principal causa del insomnio infantil es la ausencia de una rutina adecuada de sueño.

Malos hábitos

Realizar actividades estimulantes, consumir sustancias estimulantes como café, té verde, chocolate con leche, ver televisión, utilizar dispositivos electrónicos (celulares, tabletas o videojuegos) antes de dormir, son prácticas inadecuadas que podrían estar condicionando el aumento del insomnio infantil.

El uso excesivo de videojuegos y dispositivos móviles es un caso que cobra especial énfasis en los especialistas en medicina del sueño, y es que a nivel científico se ha demostrado que el uso de esta tecnología antes de dormir, altera el ciclo del sueño.

Lo anterior sucede porque la estimulación luminosa pone en marcha el estado de vigilia. “Si el niño mira televisión una hora antes de irse a dormir, el cerebro es estimulado por una luz artificial que sincroniza sus ritmos biológicos. Mientras más tiempo pasan usando estos equipos, su tiempo de sueño es menor. Por lo tanto, una de las principales causas del aumento en el insomnio infantil es este”, asegura.

Las consecuencias

Una de las muchas funciones que tiene el sueño es restaurar el sistema neurológico y reforzar el sistema inmunológico. Por otro lado, el pequeño que no duerme bien está hiperactivo, puede tener ansiedad y dificultad para socializar. Su comportamiento también podría confundirse con síntomas similares al trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

“Lo primero que pensamos es en un TDAH, que ahora es tan frecuente. Los especialistas creemos que está sobre diagnosticado; se cree que cualquier niño que no puede poner atención y es muy activo tiene TDAH. En el peor de los escenarios, comenzamos con un tratamiento farmacológico para controlar sus síntomas, sin darnos cuenta de que el origen de toda la situación tiene que ver con la falta de sueño”, revela la doctora.

Las consecuencias no solo incluyen la interrupción de la salud física y psicológica, sino en la calidad de vida del niño que transita a la adolescencia. “Hay estudios que muestran que los niños que duermen poco durante la infancia, tendrán mayores índices de depresión en la adolescencia y vida adulta, en comparación con aquellos que durmieron el tiempo adecuado. De igual forma se ha demostrado que aumentan las conductas de riesgo y el consumo de sustancias adictivas.”

Niños mexicanos, los que menos duermen

El tiempo total de sueño en los niños de diferentes partes del mundo ha disminuido en los últimos años. En México, la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) ha comenzado a estudiar el fenómeno; una investigación reciente reveló que los niños mexicanos duermen dos horas menos que el tiempo requerido.

Mientras que la Academia Americana de Sueño refiere 11 horas de sueño para niños entre 6 y 13 años, los infantes que participaron en la investigación duermen, en promedio, ocho horas al día. En comparación con sus coetáneos de Australia, China, Estados Unidos, Suiza, Japón, los mexicanos tienen menos horas de sueño.

“La investigación mostró que los niños mexicanos están restringidos entre dos y tres horas cada noche, esto quiere decir que duermen menos de lo que deberían. Esto va a repercutir de manera dramática, porque serán niños con problemas en su comportamiento”, explica.

Sobrepeso, obesidad y diabetes

El estudio realizado por investigadores de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UAM también observó que mientras los niños dormían menos, su índice de masa corporal era mayor, información que podría explicar parte del fenómeno de la obesidad infantil en México.

“México es el país número uno en obesidad infantil y pese a todas las campañas y esfuerzos que se han realizado no ha disminuido la incidencia, cada vez hay más niños con sobrepeso. Todas las campañas contra la obesidad incluyen hacer ejercicio, mejorar la alimentación, pero no toman en cuenta el tema del sueño. No estamos prestando atención en cómo están durmiendo nuestros niños con sobrepeso y obesidad”, comenta.

En los últimos años, la falta de sueño y su asociación con el sobrepeso e incluso diabetes ha sido estudiada en poblaciones de diferentes partes del mundo. De hecho, un estudio reciente publicado en la Revista Pedriatic examinó las asociaciones entre la duración del sueño y los marcadores de riesgo de diabetes tipo 2 en niños de 9 – 10 años; la investigación concluyó que mientras menos horas de sueño tuvieran los participantes, la probabilidad de mayor resistencia a insulina y glucosa era alta.

Recomendaciones

  • Establecer una rutina a la hora de acostarse es una práctica común recomendada por los especialistas, que incluye mantener un horario de sueño constante.

“Es necesario que tengamos una rutina de sueño antes de ir a dormir. Lo importante es que se realice siempre, cada noche, en el mismo orden, por ejemplo: cenar, lavarse los dientes, ponerse la pijama. Como último paso debe incluirse en esta rutina una actividad relajante que no debe durar más de cinco minutos. Esto es una condicionante que prepara al niño para dormir”, explica.

  • Otra de las recomendaciones es ayudar a los niños a conciliar el sueño de forma independiente. De acuerdo con Yoaly Arana Lechuga, la presencia de los padres en la cama o habitación, o el amamantar para conciliar el sueño pueden provocar insomnio conductual en el niño.

“Es importante que el niño tenga la capacidad de iniciar el sueño él solo, porque los despertares nocturnos son normales, todos los niños y adultos nos despertamos por la noche varias veces, pero estos despertares son muy cortitos y quizá ni los recordamos y tenemos la capacidad para volver a dormir. Cuando los papás se quedan acostados en la cama de la habitación del niño y se retiran cuando éste ya se durmió, no ayuda a su hijo a iniciar el sueño por sí mismo. Si se despierta en la noche necesitará eso que asocia con el sueño, en este ejemplo se trata de la presencia del papá o la mamá”.

  • Como una manera de corregir esta conducta, la doctora recomienda a los padres permanecer sentados en la cama, o en una silla cercana a esta, de esta manera retiran su presencia de forma gradual que no genera ansiedad en el niño.

“Se calcula que hasta el 30% de los niños con TDAH en realidad lo que tienen es un trastorno del sueño que podríamos fácilmente identificar si le demos el peso necesario al sueño.”

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